Medio ambiente

El Gobierno recupera 23 años después un cauce de agua vital para Doñana

La marisma de Doñana, hace años, y el dique de Entrediques a la izquierda.

La marisma de Doñana, hace años, y el dique de Entrediques a la izquierda. / Juan Carlos Vázquez

La vida en Doñana ha dependido principalmente del suministro de agua que le proporcionan dos cauces, el caño Guadiamar y el Brazo de la Torre. El deterioro hasta el extremo de estas vías hídricas, causado por factores de diversa índole, ha impedido el alimento básico de las marismas, motivo de honda preocupación desde hace décadas para la Comisión Europea, la Unesco y, en general, para los investigadores, ecologistas y los lugareños. La sequía imperante, en un periodo de diez años hacia acá, no ha hecho sino agravar una anemia que ya de suyo arrastraban las dos principales arterias que nutren el Parque Natural y del Parque Nacional desde antiguo, desde demasiado antiguo.

Después de años de presiones, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica, ha iniciado la redacción del proyecto para la recuperación de una de las vías con un presupuesto inicial de 16 millones de euros. Según fuentes de la CHG, se trata de "retomar la conexión del río Guadiamar con la marisma a través del caño Guadiamar".

La novedad, que debería generar el contento de los colectivos que reivindican la urgente actuación en Doñana, ha desanimado a no pocos actores implicados. La recuperación del caño Guadiamar es sencillamente un precepto que contempla una ley estatal de 1999 que también incluía la restauración del Brazo de la Torre. La CHG ha "desestimado de momento la posibilidad de actuar" en este meandro del Guadalquivir, una arteria de líquido elemento hoy completamente seca.

Los precedentes de la ley de 1999

El Real Decreto-ley de 1999 intentó retomar la norma de 1984 que ordenaba ya la regeneración hídrica de Doñana de los caudales tradicionales afluentes a la marisma del Parque Nacional mediante el caño Guadiamar. El objetivo entonces, en los primeros años de la democracia, fue alcanzar las condiciones existentes antes de los "grandes procesos de transformación" experimentados a mediados del siglo pasado.

La insuficiencia de las medidas del decreto de 1984 y la catástrofe derivada de la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar, en 1998, justificó al legislador la revisión profunda de las estrategias que posibilitaran la citada regeneración hídrica. Eran los prolegómenos del decisivo decreto de 1999.

El Patronato del Parque Nacional de Doñana aprobó además la puesta en marcha del denominado proyecto Doñana 2005, un conjunto de actuaciones sobre las cuencas y cauces que vierten a la marisma del Parque Nacional de Doñana. Ya entonces quedaba mencionados los cauces del río Guadiamar. La ley de 1999 también incluyó la recuperación del Brazo de la Torre, excluido aún de los planes del Gobierno central.

Excesiva explotación del hombre

La preocupación continúa sin embargo en la comarca. A causa de la escasez de lluvias, pero sobre todo de la excesiva explotación de los cultivos y la contaminación del poco agua circulante, Doñana no es ya una muestra de lo que era el mundo antes de que existiera el hombre. La gente de la comarca, alarmada por la situación, ve un futuro tan raquítico como los cauces que suministraban de agua las marismas.

Hoy se pueden observar más animales en los parques públicos que en Doñana. El Brazo de la Torre, meandro del Guadalquivir y arteria principal en las inundaciones junto al cauce del Guadiamar, cruza seca la marisma desde hace demasiados años. Hace más de un siglo, Luis Felipe Roberto, duque de Orleáns y aspirante al trono de Francia, solía venir a Sevilla para dirigirse directamente a la marisma, bajando el Guadalquivir, pasando ante el Puntal, remontando el Brazo de la Torre antes de adentrarse en el humedal. Ahora, el brazo se ha desangrado y sufre gangrena entre la playa de San Isidro y la entrada al Parque Nacional por el Matochar y el humedal ya no da sentido semántico a su nombre.

Una quinta parte de aves en un solo año

En 2020 se registró el peor dato de las últimas cinco décadas. En 2021 se ha registrado el sexto peor dato de la historia. Entre los biólogos cunde la alarma. El caso del ánsar común es sólo una muestra de lo que sucede en el parque natural con las aves acuáticas. El informe de 2021 refleja una notable disminución de ejemplares en relación a 2020. De 470.000 individuos censados a los 87.500 de 2021, una quinta parte en sólo un año.

Son los datos que figuraban en el informe de la Infraestructura Científica Técnica Singular de la Reserva Biológica de Doñana, que gestiona la Estación Biológica de Doñana, un documento que recoge datos sobre el estado de conservación de Doñana. Las lluvias caídas este año en el Parque Natural son sensiblemente inferiores a las registradas en la media de los 30 años anteriores y, sin agua, no hay hábitat para las aves.

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