Tomás garcía

Doctor en Biología

Jacarandas longevas de Sevilla

Los reflejos malváceos de estas plantas nos sorprenden en el paisaje desde finales de abril

Para la celebración en 1929 de la Exposición Iberoamericana de Sevilla se importaron diversas especies arbóreas de origen sudamericano, entre las cuales destaca la jacaranda de flores malvas (Jacaranda mimosifolia). Cuenta una leyenda de sus regiones nativas que el jacarandá brotó espontáneamente como el cuerpo fornido de un guaraní que porta en sus brazos la sutil silueta con ojos azules de su amada hispana, después de que el encolerizado padre de la joven destruyera dicho amor con el asesinato de la pareja. Como puede comprobarse, el nombre femenino castellanizado de la jacaranda tiene su sinónimo masculino también reconocido por la RAE, el jacarandá, que procede del tupí-guaraní yacarandá y que significa fragante, aunque prefiero utilizar el vocablo femenino por ser más pausado fonéticamente: las jacarandas, y no los jacarandás.

Esta hermosa planta presenta a día de hoy unos siete mil setecientos ejemplares en Sevilla, constituyendo un cuatro por ciento del total del arbolado urbano y ocupando el sexto lugar entre las especies más abundantes tras el naranjo amargo, el almez, la melia, la tipuana y el plátano de sombra. Especímenes longevos de jacaranda con edades cercanas a un siglo pueden contemplarse en históricos enclaves: junto al Pabellón Real de la Plaza de América diseñada por Aníbal González en el Parque de María Luisa; en los románticos Jardines de Cristina, procedentes del Salón de Cristina ideado por el asistente José M. de Arjona en 1830 en honor a la esposa del rey Fernando VII; en una esquina de la Glorieta Americanista Luis Navarro García, antiguo Jardín de la Lonja, organizado en 1928 frente a la fachada principal del magnífico edificio renacentista trazado por Juan de Herrera para lonja de mercaderes y que serviría después como academia de pintura y Archivo General de Indias; en los hermosos Jardines del Alcázar; en los valiosos espacios ajardinados de la antigua Base Aérea de Tablada. Su verdadera expansión por plazas, calles o parques se da a partir de los años sesenta y setenta de la pasada centuria, entre cuyos ejemplares debemos resaltar los situados en torno a la Fuente de las Cuatro Estaciones de la Plaza don Juan de Austria, lugar donde se elevaba hasta su lamentable derribo en 1921 la añorada Pasarela.

Los reflejos malváceos de estas majestuosas plantas nos sorprenden en el paisaje urbano hispalense desde finales de abril, cuando aún sus esbeltas ramas portan escasas hojas nuevas semejantes a las de las mimosas, presagiando el cálido estío de nuestras tierras. Sus racimos florales pueden admirarse en menor medida hasta los albores del invierno debido a una segunda floración que suele ocurrir en el periodo otoñal. De todas las descritas anteriormente, sólo el grupo que bordea la Pasarela ha sido incluido en el Catálogo de Árboles Singulares, a pesar de ser la jacaranda un árbol con un maravilloso colorido que se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los emblemas reconocibles de Sevilla...

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