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Referéndum de referéndums

Más les valdría a nuestros munícipes preguntar a Sevilla cosas más importantes para nuestro futuro

Supongo que alguien ya habrá dicho que esto de convertir la consulta sobre los días de la Feria en el referéndum sevillano por antonomasia da razones a esos que piensan que Sevilla es el culmen del desahogo, el panderetismo y la grasia (que, si bien no tiene que faltar –dijo Quiñones– es cosa bien distinta a los que estos grandes desconocedores prejuzgan). Para quienes nacimos a la vez que renacía en España la democracia, el término referéndum tiene mucho de solemne, trascendente y emocionante. Referéndum es Carta Magna. Es proceso autonómico de Andalucía, es la esperanza –desgraciadamente, más que perdida o, mejor dicho, vendida– de autodeterminación de un pueblo, el saharaui, formado por quienes fueron nuestros compatriotas. Deprecian y desprecian la palabra referéndum quienes la proponen para decidir la noche del pescaíto. Dispuestos a señalar, por las vías de la guasa hispalense y el sarcasmo, el matiz frívolo de esta consulta, los miembros de uno de los pocos grupos de wasap a los que pertenezco se han empleado en hacer un referéndum de referéndums. Bajo el marchamo “Pregunta para un referéndum”, uno de los miembros expuso que quizá a nuestros munícipes les interesaría preguntar al sabio pueblo de Sevilla otras cosas más importantes para nuestro futuro como ciudad. O más alternativas. O más dislocadas todavía. Así que, abrió la consulta: “¿Qué nos gustaría que nos preguntara el Consistorio?”. Recolecto algunas de las preguntas más guasonas y mordaces expresadas en el chat: “¿Deberíamos anular los contratos matrimoniales surgidos durante la Feria?”. “¿Debería alargarse la temporada de caracoles?”. “¿Juntamos la Feria con el Rocío y los hacemos obligatorios?”. “¿Ponemos la Feria en días sueltos a lo largo del año y en distintos puntos de la ciudad y que nos avisen el día de antes, como las raves?”. “¿Deberíamos erradicar los autobuses la Noche del Pescaíto como aportación definitiva al caos mundial?”. “¿Apoyaría la trashumancia de la población de la ciudad del 30/06 al 15/09, o mejor abrimos más piscinas?”. “¿Veladores terrestres o en voladizo?”. “Ya que los bilbaínos tienen su Semana Grande, ¿instituimos en Sevilla La Magna Quincena?”. Qué nos reímos. Hasta que llegó la pregunta definitiva. “¿Considera usted que ha llegado la hora de actuar decididamente y acabar con los actuales procesos de turistificación de Sevilla y cuidar un poco a quienes vivimos y trabajamos y soñamos aquí, vengamos de donde vengamos?”. El proponente adjuntó a la propuesta de consulta un mapa donde aparecían marcados los pisos turísticos que hay actualmente en la ciudad. No hay más preguntas, señor alcalde. Esta es la consulta que me gustaría que nos hiciera. Antes, si es posible, de que sea demasiado tarde.

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