La vida política española se ha encontrado condicionada, sin preverlo, por la carta de Sánchez en la que anunciaba que se tomaba cinco días de reflexión. Los más perjudicados han sido los candidatos a la Generalitat y al Parlamento catalán, que se decidirán en las elecciones del día 12. Sus actos y declaraciones pasan sin pena ni gloria porque sabe todo el mundo que la composición de las nuevas instituciones catalanas dependerá de la decisión de Sánchez más que de las urnas. Ya se sabía, con razón, que el día 12 los catalanes se pronunciarían sobre el Gobierno de Sánchez, los proyectos de Sánchez, la falta de credibilidad de Sánchez y los socios de Sánchez. Y que Salvador Illa recibiría los votos destinados a Sánchez y el rechazo que sufre Sánchez. Pues bien, Sánchez se está pensando qué hacer con su vida, y el resultado de las catalanas dependerá en gran parte de lo que suceda este próximo lunes.

El Psoe y sus afines, socios y no socios del Gobierno, se han apresurado a expresar su apoyo público a Sánchez. Con la excepción de Puigdemont. Significativo. El ex presidente catalán siempre quiere marcar distancias. Mantiene su amenaza de que si se le impide ser presidente de la Generalitat –da por hecho que tendrá más votos que ERC– hundiría a Sánchez. Puede hacerlo, sus 7 escaños son vitales para el actual inquilino de la Moncloa. Si Puigdemont le retira su apoyo tendría muy difícil seguir gobernando.

En estas elecciones Cataluña se juega todo. Illa va a ser el seguro ganador con el PSC, pero la clave es ver si puede gobernar con ERC, que es lo que busca Sánchez, o si Junts y ERC lograrían los escaños suficientes para ponerse de acuerdo y formar el primer gobierno independentista de Cataluña. Situación nada deseable porque, como aseguró Puigdemont, que siempre cumple lo que anuncia, de repetir, convocarían un referéndum, Y, peor aún, el nuevo Parlamento promovería una declaración unilateral de independencia. Como la de 2017, pero sin anularla después. La situación por tanto es complicada, por no decir que es de gravedad extrema. Ya se vivió hace 7 años y la respuesta del Gobierno de Rajoy, con el apoyo de Sánchez y Rivera, activó el artículo 155 de la Constitución. Hoy, Sánchez no reaccionaría de igual forma, sus principales socios son precisamente Junts y ERC.

Todos se preguntan qué va a hacer, si piensa dimitir o continuar en Moncloa, si le importan las elecciones catalanas o le importa más la reputación de su mujer. En los círculos políticos y periodísticos de Madrid se asegura que hay nuevas informaciones sobre las actividades empresariales de Begoña Gómez. Si es así, con seguridad influirán en la campaña… y en la decisión de Sánchez.