Cualquier parecido con democracia es pura coincidencia, nada que ver con el espíritu que nos alumbró tras muerte de Franco. Lo de hoy es un totalitarismo en ciernes que cuajará más pronto que tarde ante la pasividad de un pueblo enfrentado, con las dos Españas nuevamente en perfecto estado de revista. Confrontaciones varias, caza de todo tipo de brujas con periodistas abriendo la lista de piezas a cobrar. Lo que está pasando se veía venir, pero la felonía es de tal calibre que ya se ha agenciado del suficiente número de adhesiones como para hacerla imparable. Hace un lustro ya nos veíamos venir una venezuelización de España y ahí la tenemos en un horizonte cada vez más cercano. Sólo falta que adecuen el poder judicial a su antojo para que el entierro de aquella democracia que parimos sea sólo un recuerdo.