Cientos de kilómetros y varias horas de viaje separan el número 182 de la calle Castilla y la Basílica de San Pedro en el Vaticano. La empresa es compleja y requiere de valentía y garantías a partes iguales, circunstancias ya asumidas tanto por hermanos como por los principales responsables. El Cachorro marchará a Roma en mayo de 2025 y estará lejos de su templo durante más de una semana, pero desde la corporación ya se trabaja en que el traslado de esta imagen cumbre de la imaginería barroca vaya y regrese en perfectas condiciones de seguridad y conservación.

Los expertos, a este respecto, recomiendan la vía terrestre para efectuar dicho traslado, que se prolongaría durante varios días. Una cuestión que, en absoluto, es novedosa en la historia de las cofradías. A pesar de las reticencias naturales y, en parte, lógicas, que pueda despertar en algunos devotos o hermanos, las herramientas de las que disponemos hoy día neutralizan cualquier tipo de duda. Prácticamente a diario se transportan obras de arte entre regiones próximas o, incluso, continentes. En clave pictórica, por ejemplo, el propio Gernika de Picasso fue trasladado en avión hasta Madrid en 1981. Es más: desde 1937 hasta 1992 el lienzo se trasladó en casi medio centenar de ocasiones por diferentes países. Un caso más cercano es el cuadro Cuatro figuras en un escalón, de Murillo, que viajó desde el Fort Worth Kimbell Art Museum de Texas para una exposición en el Bellas Artes.

El Cristo de la Agonía en el CAAC en 2018

Si nos circunscribimos a la Semana Santa, es más que respetable la lista de obras de arte -de primer nivel, además- que han sido transportadas de manera privada y por carretera a otros puntos de la península, esencialmente en Madrid. En la capital española se han restaurado varias imágenes, concretamente en el prolífico taller de los Cruz Solís. A finales de los años ochenta, el Cristo de la Fundación marchó por tierra a Madrid para ser restaurado, al igual que ocurrió con el Cristo de la Expiración del Museo a principios de los noventa con objeto de ser intervenido en el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Caso similar años más tardes (1994-1995) con el Cristo de la Buena Muerte, titular de Los Estudiantes y obra insigne de Juan de Mesa y el barroco español. 

Restauración del Cristo de la Expiración en Madrid

Un caso singular es, por ejemplo, el del Cristo de la Agonía de Vergara (Guipúzkoa), que fue tallado en Sevilla y recibe culto en el País Vasco. La imponente imagen, debida a la gubia del imaginero cordobés, regresó puntualmente a la capital hispalense en febrero de 2018 tras una profunda restauración y estuvo expuesto en el CAAC. Casi novecientos kilómetros separan ambas ciudades. Qué decir del Cristo de los Desamparados del Santo Ángel, que fue trasladado en avión hasta la National Gallery de Londres en 2010 para cruzar el charco hasta Washington. También estuvo presente la imagen de Montañés en 'Las Edades del Hombre' en 2015. En ambas regresó sin complejidades, como también han alcanzado sus destinos algunas imágenes de Miñarro, Duarte o Arteaga que reciben culto fuera de España y en puntos como Latinoamérica. Hasta hay un crucificado de Mesa en Lima... 

Cajón en el que se transportó al Cristo de los Desamparados en 2015

Como apuntamos, son más que comprensibles los temores que puedan despertarse en el caso del Cachorro, que dejará huérfana a toda una ciudad, pero ahora, con más medios que nunca, hay que ser más consecuentes que nunca. Y más naturales.